sábado, 13 de septiembre de 2014

Una nueva etapa, la vida vuelve a sonreir

Replegado en mi coche, oyendo la lluvia golpeando la carrocera con todas sus fuerzas, segu la marcha hacia no s dnde, hacia donde el tiempo me dejara ir, hacia donde ya el mundo me impidiese el paso, hacia la vida o hacia la muerte, daba igual el destino sera mejor que quedarse all. 
Conduje sin ver, solo guiado por el corazn con una nube de agua delante de mis ojos impidindome saber mi destino, no el final, sino el que en este momento me hara empezar una nueva etapa. 
Despus de horas al volante la lluvia comenz a cesar, poco a poco el diluvio se fue transformando en lluvia, la lluvia en chispeo y comenzaron a asomar rayos de sol entre las nubes. El coche fue aminorando la velocidad, la gasolina que me haba hecho huir de mi antigua vida se acababa, todo lo que no me dejaba ver a donde iba se difuminaba, la lluvia ces por completo, el sol se abri paso entre las nubes no dejando rastro de stas y el coche se par por completo. 
Un sentimiento de paz me invadi, me baj del coche y comprob dnde me encontraba. Todo un vasto paraje verde me rodeaba, y frente a m un acantilado me daba una vista completa del ocano. All donde miraba no pareca tener fin. Estaba claro, el destino me daba el mundo entero para poder seguir adelante.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Luces y sombras

Luces y sombras, destellos de la luna y del fuego en los rostros, cánticos del alma adornados con diamantes de estrellas. Lo observaba todo escondido detrás de un arbusto, sentía pánico y admiración, era como un miedo hipnotizador, los cuerpos sensuales bailaban al ritmo de los tambores, los cantos y el resto de instrumentos que desconocía, todo estaba invadido por un humo blanco que le daba más misterio al momento que estaba contemplando.
De repente vi unas caras conocidas, eran el mayordomo de mi casa y la cocinera, ambos jóvenes pero muy responsables, sentí que el vello se me erizaba, sólo pensar que me viesen y lo descubriesen ante mis padres acentuaba el temor que sentía, sin embargo no podía moverme, estaba absorto en todo lo que allí estaba sucediendo.
Empecé a intuir entre las sombras algo que ya me anunciaba que debía marcharme de allí rápidamente, mis dos empleados estaban como drogados, bailaban como zombis y sus cabezas daban giros como en espiral con los ojos en blanco. Un anciano con la cara pintada se les acercó y comenzó a darles cortes con un machete, cortes superficiales pero comenzaron a sangrar, iban completamente desnudos, les iban dando cortes por el pecho, el vientre, las piernas, los brazos, toda la parte frontal del cuerpo, ya apenas se distinguía piel, era todo sangre, de pronto el anciano tiró el machete al suelo, sacó una especie de instrumento, una maraca con una calavera en el extremo superior, lo empezó a agitar rodeando los cuerpos rojos de la pareja, éstos se unieron y comenzaron a hacer el amor en el suelo apasionadamente.
En ese instante eché a correr.
A la mañana siguiente me levanté pronto para salir al bosque a pasear, no había podido pegar ojo pensando en lo que vi la noche anterior y pretendía evitar encontrarme con Ernesto y Luz, sabía que no me habían podido ver, pero me sonrojaría al recordarlos.
Me vestí rápido y bajé a la cocina para coger algo de desayuno y llevármelo, me los encontré a ambos abrazados, sonrientes y mirando hacia la puerta por donde yo aparecí.
Me dieron los buenos días e hicieron el resto de comentarios propios formales. Ernesto no paraba de mirarme, parecía que lo sabían, mi cara de todas formas parecía que les pedía a gritos que me contaran qué diablos era lo que vi la noche anterior.
De pronto, Luz me agarró la mano y Ernesto me agarró cariñosamente por el hombro, -Creo que tenemos que contarte algo- me dijo, me quedé blanco, estaba entre aliviado, nervioso y avergonzado. –Lo que viste anoche no fue otra cosa que nuestra boda, a partir de hoy somos matrimonio a los ojos de la Pachamama-,  estaba confuso, era lo que imaginaba pero no entendía eso de la Pachamama, ¿era la jefa de su tribu? Así que lo pregunté – La Pachamama es como Dios para ti, nosotros creemos que en la Madre Tierra que es la que nos da la vida y a la que volvemos cuando terminamos nuestro paso por la superficie- me parecía lógico, -¿Y los cortes? ¿y el humo?- ya puestos quería entenderlo todo bien, - No eran cortes reales, era pintura, simula la unión de los cuerpos en uno solo, se encienden hogueras para protegernos de espíritus malignos que quieran introducir males en esa unión, el sexo…pues creo que ya sabes de qué va, el hombre que nos rodeaba era como el cura de nuestra cultura, de todas formas si lo piensas no es un disparate tan diferente al que vosotros hacéis, castigáis las relaciones sexuales, cuando la naturaleza nos une para procrear, os gastáis más dinero del que os podéis permitir para que un dios que proclama la pobreza os de la bendición y en muchas ocasiones (la mayoría) os casáis por compromisos familiares sin importaros el amor, sinceramente creo que nuestros matrimonios son más coherentes, aunque el momento del enlace sea más místico, pero sigue teniendo más sentido ya que le pedimos a un ser divino que nos dé su aprobación, pues debemos intentar acercarnos a ella.

Desde ese día me fui interesando por su cultura y creencias, hoy día sólo creo que en la madre tierra y el padre universo que nos ayudan y dejan que nos choquemos para aprender porque no pueden hacer más.

lunes, 6 de enero de 2014

Noche de magia, día de regalos



Cuenta la leyenda que hace miles de años, en la extremo más al sur de Europa se encontraba una pequeña aldea ignorante de las triquiñuelas de sus vecinos y poblaciones cercanas. En esta aldea todos se dedicaban a la agricultura, la ganadería o la artesanía y entre ellos se intercambiaban los excedentes por lo que iban necesitando, lo que hoy día conocemos como trueque en aquella aldea se había establecido como el sustento de la economía.
Todos los habitantes tenían algún parentesco familiar, más lejano o más cercano, pero alguno al fin y al cabo. Con tanta mezcla de familias no era extraño el retoño que nacía con alguna malformación, leve, cosas sin importancia pero notable para la época. Sin embargo hubo una pareja que se saltó los límites más allá de lo permitido concibiendo una criatura entre dos hermanos. El embarazo fue ocultado en su totalidad por miedo a rechazos y vergüenza, hasta que a los seis meses el pequeño vástago no soportó más el encorsetamiento y la presión del vientre materno y decidió salir al mundo. La familia más cercana, que sabían del espinoso asunto, no creyó que ninguno de los dos saliera con vida de aquel nuevo giro de los acontecimientos, el bebé por prematuro y la madre por no pasar de los quince años.
Sin embargo, y para sorpresa de todos, ambos sobrevivieron con una salud de hierro, el recién nacido no pasó de los setecientos gramos, la madre, que en un día estuvo recuperada por completo lo sujetaba para amamantarlo con una sola mano, era tan pequeño y tan hermoso que decidieron compartir con todo el pueblo tan increíble milagro.
Éste se había desarrollado por completo solo que a un tamaño más reducido, por lo que iba creciendo en formas pero el tamaño no se normalizaba, crecía, sí, pero a otra escala.
La mañana del quinto día del nacimiento los padres y la familia al completo salieron de la casa y se dirigieron a la plaza central donde presentaron al retoño, anunciaron que se llamaría Curro  y quiénes eran los padres. Aunque felices no dejaban de estar alertas a posibles insultos o rechazos, puesto que eran conscientes de lo intricado de la situación, por lo que suplicaron que si consideraban que algo no se había hecho adecuadamente pidieran responsabilidades a los padres y dejaran al pobre niño vivir feliz.
Cual no fue la sorpresa de estos dos jóvenes y de toda su familia cuando toda la aldea empezó a desfilar para darle la bienvenida al niño como uno más, trayéndole regalos para él y para los padres que no contaban con suficientes recursos como para mantener al primogénito en condiciones adecuadas.
A los meses el padre consiguió unas semillas especiales y sembró en su pequeño trozo de tierra para probar. De ahí surgió una especie de legumbre que producía de forma descontrolada y pudo conseguir muchos bienes para su casa y su familia, que aun seguía recibiendo ayuda de sus vecinos.
El pequeño seguía siendo como un gnomo y así lo apodaron en la aldea, siempre desde el cariño, y él lo aceptaba con alegría.
A los pocos años el niño jugaba y corría como uno más, con cuidado de que no lo pisasen, pero feliz. EL padre seguía produciendo y mantenían un nivel de vida de los más altos de la aldea por lo que un día decidieron que debían devolver tanta felicidad al pueblo que les había ayudado tanto. Se les ocurrió que en el mes más frio del año, cuando las cosechas mermaban, los animales enfermaban y todo se hacía más difícil para la vida en general, ellos prepararían regalos adecuados a las necesidades de cada uno. Pasaron semanas preparándolo todo a escondidas para que nadie les impidiese, por pudor, que realizasen esa labor que tanto sentían que tenían que hacer. Dos días antes a la madre se le ocurrió que si llegaban en pleno día iban a encontrar la resistencia de los vecinos e iba a ir corriéndose la voz hasta el último por lo que para cuando llegasen todos estarían en preaviso, entonces decidieron que entrarían por la noche en las casas y dejarían los regalos en la sala de estar.
Ya entrada la noche, salieron sigilosos y cargaron todo en un carro, comenzaron a caminar y al llegar a la primera casa surgió un problema imprevisto, la puerta estaba cerrada y no podían entrar, rápidamente el niño sugirió que entraría él, ya que sentía que al ser él el mayor agradecido era de justicia que al menos colocase él los regalos. Por supuesto con su tamaño no tuvo ningún problema en encontrar entrada en todas las casas.
A la mañana siguiente todo el pueblo estalló en vítores, todos estaban sorprendidos y llenos de curiosidad por saber el origen y motivo de aquellos presentes. La familia de Curro no había pensado en ello, claro si colocaron a escondidas los regalos no sabrían que eran suyos, sin embargo eso les gustó aun más, disfrutaron de la alegría del pueblo sin la incomodidad de los agradecimientos ya que solo buscaban la felicidad de sus vecinos.
Instauraron que año tras año la noche del cinco de enero entraría Curro “El Gnomo” en las casas de todos los vecinos que se portaron tan bien con ellos y les regalarían lo que más necesitasen. Con el tiempo fueron ampliándolo a todo el que se mereciese un regalo ya que con la edad de Curro algunos nuevos vecinos no habían tenido tiempo de participar en aquel despliegue de generosidad, altruismo y amor.
Setenta años después, aunque Curro siguió con la tradición al morir sus progenitores, el ya anciano Curro “El Gnomo” falleció de muerte natural tres días antes de la noche mágica. Cuando los vecinos entraron en la casa para llevarlo al mortuorio y velarlo encontraron ya preparados los regalos de todos ellos por lo que descubrieron quienes habían estado dejándoles esos regalos durante tantos años. Todo el pueblo quedó consternado por la muerte del querido vecino y por no haber podido agradecerle en vida tanta generosidad.
El Jefe de la aldea, ante tanta tristeza y desconsuelo, decidió que un grupo se encargaría de terminar la tarea que esta familia había estado desempeñando durante tantos años y que éste no se había podido completar.
En adelante se mantuvo la tradición de regalarse cosas entre todos para así honrar y recordar a la familia del Gnomo y así hasta nuestros días la mañana del seis de enero en todo el mundo se despiertan con regalos sorpresa en las salas de estar.
Nota del autor: Esta versión es tan creíble como la de Papá Noel o los Reyes Magos y sinceramente me parece más bonita.