jueves, 28 de noviembre de 2013

Cuéntame algo bonito

¿Cómo me cuentas este cuento de vidas inacabadas? ¿por qué me cuentas esta historia de jóvenes desamparados?
Cuéntame la historia de un amor eterno y duradero, no me cuentes penas de ilusiones destrozadas, olvídate de la vida triste y desolada, de penas y de llantos, de desgracia y sufrimiento.
 Quiero que me cuentes un cuento, uno sólo, bien bonito. Quiero que me cuentes que el día amaneció despejado, que el sol reluce como en primavera, quiero que me digas que los jóvenes enamorados pasean de la mano por los parques, que las parejas están juntas eternamente, quiero me cuentes que la vida se antepone a la muerte, la felicidad al sufrimiento, quiero que me cuentes que se acabaron las guerras, que no hay países enmarcados en otros mundos, no me cuentes que un solo niño pasa hambre y que todos sonríen y tienen ilusiones, cuéntame que el mundo aprendió a convivir en armonía, que nadie dañó a nadie y que todos nos queremos.
Adórname la vida, cuéntame que los políticos trabajan por el pueblo y para el pueblo, dime que son seres admirables por su altruismo y vocación. Dime que las religiones no discriminan a nadie, que todos somos hijos de los mismos padres.

Cuéntame algo bonito, sino mejor no abras la boca. 

sábado, 16 de noviembre de 2013

Qué pena (posible continuación de Manué IV de Extremoduro)

Qué pena que nadie nos fusile al alba. Qué pena que ya no entren en nuestras casas armados y uniformados y, en nombre de la patria, destrocen, roben y avasallen todo lo que encuentren como al paso de Atila, qué pena.
Qué pena que ya no podamos compartir prisión con cientos o miles de buenas personas como nosotros, defensores de  la democracia o, simplemente, personas tranquilas sin ningún interés ni conocimiento del tema, qué pena.
Qué pena que nadie nos deje al amparo de su dios misericordioso y vengativo sin un alimento que echarnos a la boca o medicamentos para soportar todas las enfermedades que allí cogiéramos, mientras sigan sin decirnos por qué estamos allí, qué pena.
Qué pena que nadie entre una madrugada en el rincón donde nos tumbásemos y nos ensarten con un fusil mientras nos dirijan a un patio con otros tantos compañeros temblando y llorando, nos mirásemos desconsolados o claváramos los ojos en los pies que nos dirigen al muro de la prisión, qué pena.
Qué pena que nadie nos fusile al alba.
Ahora, los mismos que antes nos mandaban al "paredón" por el único motivo de estorbarles, nos ahogan desde sus despachos, nos obligan al exilio, nos hacen separarnos de nuestras familias, todo más diplomático, sin dejar pruebas, amparados ante la ley, las leyes redactadas por ellos mismos. 
La época del paredón y las cunetas fue más rápida, ésta la llevan planeando durante años.
Nos despojan de nuestros bienes, como entonces.
Nos reprimen las ideas, como entonces.
Nos coartan las libertades, como entonces.
Sólo cambian las formas y los tiempos, cambia el cómo pero no el porqué.

Qué pena que nadie nos fusile al alba.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Érase una vez un nuevo día

Érase una vez un nuevo día, érase una vez una mañana de fragancia enrarecida, de perfil de contrabando, de distancias callejeras, érase una vez un nuevo retrato.
En el fragor de la batalla, en la constante lucha y el itinerante consuelo, un remanso de paz cruza la esquina, se sienta a nuestro lado y nos hace conscientes del revuelo que provoca el rebufo de una sociedad inerte, sin fin y sin sentido.
Nos obliga a sentarnos, a contemplar, a descansar y a tomar buena nota de los errores cometidos, frutos de la ignorancia y de las malas enseñanzas.
Frenamos aquí, bajamos de la trepidante espiral de nuestra vida que nos empuja como un tornado creado por nosotros mismos y del cual perdimos hace años el control, bajamos del toro desbocado justo a tiempo de estrellarnos, antes del estruendo final anticipado, antes del temido naufragio.

Sabía que no me fallarías, sabía que en dos, tres o cuatro días tu bella cara y alegría crecería en intensidad y que después de la parada, del mirar desconsolada y de otra oportunidad, tu luz volvería a brillar.

viernes, 18 de octubre de 2013

Flamenco

Cante jondo, tonás, tangos y mirabrás, seguirillas, malagueñas y soleás, alegrías, tanguillos y bulerías, fandangos, tientos y granainas.
Nace en un patio con olor a puchero, se palmea y jalea con sus primeros pasos, se rompen las gargantas con los primeros compases de la guitarra, el grajeo de sus dedos contra las cuerdas suena a tambores de guerra, despierta a los difuntos y los hacen bailar, se unen los dos mundos en algo más allá de lo mortal y lo divino, nada de iglesias ni rezos.
Se hace mayor entre soleás y bulerías, llega a adulto por alegrías y van ocupando más su tiempo las malagueñas, en su camino hay lugar para fandangos y tientos, ya menos los tanguillos y bulerías.

Envejece por colombianas y se despide de este mundo con un fin de fiesta.

martes, 1 de octubre de 2013

PRISMAS

Luces, faros y tinieblas envolvían un temporal de lluvia que era escupido por un viento ensordecedor, los árboles crujiendo presagian una muerte prematura.
Salió sólo por el bosque, todas las señales le marcaban para que permaneciese en casa, nada bueno podía suceder. Durante el camino fue interrumpido por animales en actitudes violentas, aves desorientadas graznaban mientras deambulaban entre los árboles, serpientes reptaban entre sus pies incitando al sobresalto y al pánico.
De repente un árbol se precipitó ante sus pies, acompañado de un terrorífico estruendo, todo pareció cobrar vida, pero una vida un tanto siniestra, vidas que en esos momentos no respiraban, no pensaban, sólo huían buscando sobrevivir a aquel momento.
Esquivando todo lo que a su paso le indicaba que se volviese a casa por fin llegó al acantilado. Las olas del mar golpeando con fuerza contra las rocas eran la sonata final a una historia que se intuía trágica.  

Este chico eligió finalmente una roca, la más cercana al precipicio y allí se sentó, respiró profundamente y, mientras contemplaba la luna llena iluminando todo ese paisaje aterrador, sonrió, todo le parecía maravilloso, la naturaleza en estado puro, no debía temer nada de lo que al parecer debía, la lluvia sólo moja, el viento sólo empuja, los animales son los mismos que durante el día pero buscando resguardarse para evitar el agua, los árboles siguen acompañando los caminos y cerrando los bosques sólo que siendo limpiados y zarandeados por el viento. El ambiente místico da protección a los que creen, y siempre protegen de los vivos, sí, de esos no debe haber por aquí ninguno. Son tan tontos que temen la soledad, cuando son las personas las que te dañan y la vida la única que mata.

viernes, 20 de septiembre de 2013

El río de la vida

Por el sendero todo parecía tranquilo, el agua del riachuelo corría como lágrimas de felicidad por los surcos de su vida, la pureza del entorno, los animales, la vegetación, hasta el mismo aire que soplaba sinuoso como susurrando palabras de consuelo y meditación.
De pronto llegó a una zona más árida, el viento soplaba con más fuerza, los animales tornaron los movimientos con más brusquedad, las flores ya no coloreaban el horizonte, el río yacía seco. Arribó a un claro y vislumbró en la llanura unas murallas de madera, la civilización estaba cerca.
Todo pasó, nada permanece, la vida es un fino río de aguas gélidas en partes más caudaloso, en otras más escaso, se intenta llevar consigo trozos de todo lo que consiga tocar en su camino para finalmente desembocar en un triste mar en el que ya no hay ríos, ni caudales, ni afluentes, ni riachuelos, todo es uno, no existe el individual, no existe el uno, sólo está el todo, la inmensidad, el conjunto, el océano. Con un sabor diferente.

Un río es de sabor dulce, sin embargo por todo lo que va llevándose en el camino al llegar al mar se vuelve salado, la vida es ése río dulce que te acabará llevando a un mar en el que te transformarás en lo que hayas adquirido por el cauce de tu vida. 

miércoles, 11 de septiembre de 2013

LA FELICIDAD DEL SUR

Escuchaba cualquier canción francesa de los 50, disfrutando de un paisaje idílico de película de Woody Allen, esperando a la mujer perfecta que viniese a tomar café mientras planeábamos nuestras vacaciones, salimos del bar, montamos en nuestro Mini de alta gama y nos dirigimos a nuestra casa en un barrio residencial acomodado de París.
Escuchaba a Pericón por malagueñas disfrutando de un paseo por el Campo del Sur, estampa propia de cualquier película de Saura, saludando a mi morena gaditana mientras seguimos ese precioso paseo, no planeamos nada, disfrutamos del momento, conversamos lo vivido, se habla del mañana o de carnavales, más lejos no se llega. Nos montamos en mi motillo y la dejo en su casa, nos despedimos con un beso y sigo para la mía, ambos pisos es barrios humildes.
La felicidad está mal enfocada desde los objetivos de Hollywood, crean expectativas equivocadas en las tiernas mentes que las contemplan como instrucciones para sus propias vidas.

La diferencia entre Cádiz y el resto del mundo es obvia, todos lo ven menos nosotros, la felicidad está en las pequeñas cosas, que es lo único que aquí nos sobra.

martes, 3 de septiembre de 2013

El cuento del pastor y el lobo, sólo que el pastor ya va poco.

Se acababa de despertar y no quería abrir los ojos, escuchaba el fuerte viento quebrando las ramas de árboles ancianos, los pajarillos en silencio aguardaban el fin del temporal, no se le antojaba el comenzar un nuevo día.
Se oyeron los primeros llantos, la obligación le llama y debía levantarse para dar de comer a su manada, tiene cinco criaturas, cinco maravillosos hijos de los que estaba seguro que se sentiría orgulloso, ya lo sentía y aun apenas dan unos pocos pasos solos.
Miró a la madre que comenzaba el día intentando darles un pequeño baño para evitar que enfermaran.
La noche anterior habían conseguido algo de comer, no sin esfuerzo, y estaban contentos y relajados, dentro de un rato les apremiarían para que hubiese algo más que echarse al estómago, esos pequeños vástagos no darían mucha tregua.
Se asomó al exterior, dejando atrás su confortable madriguera, a sabiendas del peligro que aquello desentrañaba y sin la seguridad de que ese riesgo compensase.
De hace un tiempo acá cada vez era más difícil encontrar algo para poder alimentarse, todo nuestro hogar lo iban delimitando con carreteras, verjas y pequeños núcleos de población humana. No era justo, acababan con todo el alimento sin pensar en los demás, son unos egoístas. Apenas quedaban ciervos en la región, ni te digo ya jabalíes. Los conejos en su mayor parte enferman pronto y, sinceramente, se nos acaban las opciones.
Yo recuerdo cuando era sólo un cachorro que mi abuelo no permitía que nadie de la manada se acercase a los rebaños, debíamos convivir con los pastores, y con sus mastines. Era ley, alguno se la saltaba de vez en cuando, pero el pastor siempre estaba alerta y su fiel guardián más. Por lo que era claramente inviable.
Hoy día los rebaños pastan solos, apenas con un par de perros, pero fáciles de amedrentar. Nos vemos obligados a proveernos de ellos para subsistir, y créanme que lo haremos y seguiremos haciéndolo, ya que ellos nos han quitado nuestro modo de vida.
Somos los últimos grandes depredadores de esta región y creo que por poco tiempo, siguen permitiendo que nos asesinen y nos cuelguen cual trofeo en salones y entradas de las casas de aquellos que disfrutan destrozando todo orden natural.
Hoy saldré a jugarme la vida, tal vez acabe relleno de un cutre cartón y embalsamado en alguna peña o tal vez tenga suerte y consiga una buena pieza para alimentar a mi familia. Sólo cazaré lo necesario para hoy, mañana saldré de nuevo y volveré a arriesgarme por mi supervivencia y la de mi manada.

Soy un lobo ibérico, encantado de saludarles, tal vez no pueda hacerlo otro día.

sábado, 24 de agosto de 2013

El último temporal

A la mañana siguiente todo había cambiado, lo que la noche antes fue temporal de viento y lluvia ahora era brisa fresca y soleada, lo que parecía ser tornado viró en calma, lo que fueron golpes se trasformaron en caricias.
Ahora todo parecía ser diferente, los insultos que emanaban de esa boca impregnada en alcohol ahora sonaban como un mal sueño producido por una cena pesada, ahora de esa misma boca solo emergían elogios, disculpas y promesas, nada parecía lo de la noche anterior, pero ¿cuál era la realidad? ¿Volverían los gritos, insultos y golpes? ¿O por el contrario el verdadero ser al que creía amar era el amable, bondadoso y cariñoso que hoy en la mañana me envolvía en las sedas más finas de la palabra?
No sabía bien cómo reaccionar,  tal vez debiera perdonarlo y hacer como si nada, así nos olvidaríamos y seríamos felices de nuevo, pero ¿y si volvía a ocurrir? No, prefiero no pensar eso, no volvería a ocurrir, me pedía perdón entre ríos de lágrimas, su desconsuelo debía de ser sincero.

Sí, creo que lo perdonaré, aunque me siento extraña, él sigue llorándome, quiero abrazarlo pero, un momento, no me responden los brazos, ni las piernas, quiero decirle que lo perdono, que deje de llorar, sin embargo no puedo moverme ni hablar, ¿qué me ocurre? ¿Por qué no puedo hacer nada? Creo que ya nada volverá a ser como antes, creo que ya es tarde, ahora no me podrá volver a pegar, ni a pedirme perdón, creo que ya fue la última vez. Ahora sí que descansaré en paz.

lunes, 5 de agosto de 2013

LAS TRECE ROSAS

Hoy cortaron 13 rosas, las arrancaron de su tallo, trece bellas rosas fueron despojadas de sus vidas por el mero hecho de tener espinas en su rama. De esas trece, siete aun sin madurar, jóvenes comenzando a abrirse su capullo. Eran demasiado bellas y rebeldes para permitirles seguir.
Las trece rosas fueron un grupo de jóvenes miembros de las Juventudes Socialistas Unificadas, el pasado 3 de agosto fueron condenadas y hoy día 5 las han fusilado.
Trece jóvenes con el único afán de luchar por los derechos de todos, de creer en un mundo más justo en el que todos pudiésemos ser felices, trece niñas con sueños por cumplir, con mil cosas que hacer, con una vida que vivir, pero el movimiento nacional, encabezado por el general Francisco Franco, las consideró altamente peligrosas, eran una amenaza contra su magnífico plan perfectamente orquestado, que les dio para tener doblegado a un país durante cuarenta años.
¡¡Pero eran 13 niñas!! ¿Qué maldades podrían haber cometido para terminar de ese modo? No puedo imaginar ninguna actitud que de manos de 13 niñas pueda conllevar tamaño castigo.

Así se las gastaba la derecha, los antecesores de nuestros actuales gobernantes, pasaron casi otros cuarenta años desde que esto dejó de ser una dictadura reconocida para ser una dictadura encubierta, dictan los mercados con el beneplácito de los partidos gobernantes, de nada sirvieron esas 13 muertes, sumadas a las otras miles que se ejecutaron durante el régimen franquista, se hizo borrón y cuenta nueva. Bueno de algo serviría cuando aún hoy después de 74 años este joven utópico recuerda con el corazón encogido a esas 13 rosas que al igual que su tío abuelo y al igual que muchísimas personas fueron asesinadas sin motivo por un grupo de psicópatas organizados y dueños del perdón divino.
No olvidaremos vuestros nombres: Carmen, Martina, Blanca, Pilar, Julia, Adelina, Elena, Virtudes, Ana, Joaquina, Dionisia, Victoria y Luisa. LAS TRECE ROSAS

sábado, 27 de julio de 2013

Cantar y cantar

Era una mañana fresca pero luminosa, todos los árboles florecían como recién nacidos despertando con las primeras luces del alba. Me asomé a la orilla y contemplé como la tierra y el mar despertaban, la noche de embrujo quedaba en el recuerdo como un precioso sueño, un nuevo amanecer daba paso a miles de nuevas experiencias pendientes de ser vividas, disfrutadas y recordadas.
Comenzaba esta nueva andadura, la noche anterior algo se había roto en mí, mi timidez había llegado a su fin y había descubierto que lo que durante años llevaba encerrado en mi corazón era algo tan grande que más bien había estado protegido para sacarlo a relucir cuando el mundo estuviese preparado para verlo.
Hacía varias semanas que partimos de vuelta de lo que creímos iba a ser la salvación a nuestras vidas, esa aventura en la que nos sumergimos, buscando el sueño de una vida de riquezas por tierras germanas no había llegado a buen puerto, fuimos engañados, explotados y robados, para finalmente tener que huir para no ser detenidos por habernos convertido en maleantes.
Andamos durante semanas, escondidos por los bosques, evitando los caminos transitados, aguantando frío y lluvias por el norte, calores extremos en el centro, sentir que se te va la vida, que te falta el aire, todo con el único deseo de volver a casa, pobres pero en nuestra tierra, que es mejor que ser ricos.
Pasando Córdoba ya el humor iba cambiando, los olores, el clima, sus gentes, ya no debíamos escondernos, no éramos perseguidos aquí, no nos miraban como a delincuentes, nos trataban como hermanos, como tratamos a la gente en el sur, como nos tratamos entre nosotros, como deben tratarse las personas sean del origen que sean, del color que sean y tenga más o menos dinero, somos todos hijos de la tierra y en la tierra acabaremos.
El olor a mar ya se sentía, la humedad acariciaba nuestra piel, curaba nuestras heridas y alegraba nuestros corazones, pusimos rumbo a nuestro pequeño paraíso junto a un faro, zona de sueños, de amores y de magia.
Ya vislumbramos el mar, algunos corrimos aunque quedaran un par de kilómetros, no importaba, era imposible permanecer impertérrito ante esa majestuosidad, el mar lo bañaba todo, África se podía ver en el horizonte, el faro nos guiñaba el ojo para que apremiásemos nuestro paso.
Por fin llegamos, pisamos la suave arena blanca de la playa que nos acariciaba los pies como besándolos, las olas del mar aplaudían contra las rocas como festejando nuestra llegada, el viento mandaba rachas para abrazarnos, todos reímos, lloramos, nos tiramos en la arena, nos bañamos en el mar, agradecimos a la madre tierra que nos recibiese y nos diese otra oportunidad.
El sol se despidió y dejó paso para que la luna también viniera a recibirnos, su cara guapa nos ilumino más fuerte que nunca, encendimos una hoguera y comenzaron los bailes, unas maderas sirvieron de tambores, sonaban las palmas y algunos cantes comenzaban a alegrar la noche.
El cansancio comenzó a hacer mella en nuestros cuerpos y se entonaron los primeros cantes de tristeza, los que servían para expresar y desahogar todo lo que teníamos dentro. De repente algo en mi interior sintió que tenía que salir, notaba como un impulso de gritar algo, mi voz se templó y surgió de mi garganta un cante que hasta a mí me sorprendió. Una seguirilla que bien podía haber sido cantada por un ángel, pronto empezaron a brotar lágrimas de todos los allí congregados, algo mágico estaba ocurriendo, la luna y las estrellas quedaron embrujadas por esa voz rota de dolor pero mejor afinada que cualquier instrumento, sentía como mi abuela estaba conmigo cantando y sonriendo mientras me pedía “canta la del pajarillo”, en ese momento la tierra y el cielo eran uno, “claro que te la canto abuela, como tú me enseñaste”.

Se fueron sucediendo cantes y fui turnándome con más amigos, una caja dentro de mí se había abierto y me sentía como renacer. Nunca podré dejar de cantar desde esa noche porque es mi forma de reír y de llorar.   

lunes, 1 de julio de 2013

Cuidado con los que sueñas, se podría cumplir

Sintió despertar, notaba una suave brisa acariciando su bello rostro, las sábanas que la envolvían asemejaban a las sedas más selectas que podía imaginar, su cama la noto como con más espacio, decidió aprovecharlo y comenzó poco a poco a estirar su precioso cuerpo, a medida que todo su ser iba volviendo a la vida después de un placentero descanso notaba que eso que le parecían sensaciones de adormilada no lo eran tanto, comprobó que su cama era realmente mucho más grande, que sus sábanas eran, como le parecieron, de verdadera seda china, abrió los ojos y su dormitorio estaba cubierto de los lujos más extravagantes que nunca pudo imaginar, marcos dorados con hermosos cuadros, muebles de las más distinguidas maderas y con los diseños de la corte más lujosa que pudiese imaginar, el tamaño de su habitación era como de una casa entera, todos los detalles de ese cuarto eran como de cuento de hadas, espejos enormes, sillas, sillones, mesas, armarios, un cuarto de baño como el de la reina. De repente en uno de los rincones de esa inmensa habitación descubrió la salida a un balcón, unas cortinas de fina tela blanca bailaban al son de las suaves brisas de la mañana, al otro lado algo que le parecía increíble, bellos jardines con los mayores cuidados imaginados cubrían hasta donde su vista podía alcanzar, todo acompañado de exóticas aves, caballos de las mejores razas y más puras existentes, un ingente de personal que trabajaba sonriente y en paz para que todo fuese perfecto.
Notó algo a su espalda, una señora de mediana edad entraba por la puerta con una bandeja repleta de maravillosos manjares, todo lo que a ella más le encantaba impregnaba esa bandeja y los olores llenaron rápidamente toda la estancia. Comenzó a hablarle como si la conociese de toda la vida, mientras colocaba su desayuno en una de las extravagantes mesas que completaban esa estancia. Una vez acabada esa tarea, la señora invitó a la joven a sentarse en la única silla que coronaba la mesa. ¿Era para ella? Todo parecía indicar que sí.
Comenzó a sacarle unas ropas que sin duda eran de otro siglo, trajes largos con mil complementos. Parecía que se debía poner todo aquello, por un momento le dio algo de pereza, disfrazarse así y más a esas horas de la mañana, pero pronto pensó -¿por qué no? Podía ser divertido-.
No creía todo aquello, se dejaba guiar por los acontecimientos pero con la certeza absoluta de que era un sueño aun.
De repente escuchó el sonido de las campanas, se preguntó que qué hora sería, mientras su dama de compañía le indicaba sus pasos hacia cualquiera sabe qué otra sorpresa. Miró uno de los cientos de relojes que adornaban los pasillos, su cuerpo se estremeció al ver que pasaban las once de la mañana, debía haber entrado a trabajar a las siete, iba a perder su trabajo y no podía permitírselo pero ¿cómo volvía? Sin duda estaba muy lejos de su casa, o por lo menos de su antigua casa, no, antigua no, era su única casa, no sabía aun qué hacía allí, ya todo comenzó a parecerle algo más siniestro, no había sido capaz de encontrar aun a ningún rostro conocido. Intentó tranquilizarse e imaginó que en el lugar al que la dirigían ahora había alguien de su entorno. Preguntó si podía ver a su familia, a lo que la señora le contestó que en la comida se encontraría con todos ellos, que ahora iría a montar a caballo como cada mañana.
Se relajó al saber que los vería a todos en el almuerzo y sintió una bocanada de entusiasmo cuando escuchó que iba a montar a caballo. Era su sueño, poder tener caballos y montarlos cada día.
Ya venía de vuelta, no podía creer que aquel castillo que veía agrandarse por momento que seguía cabalgando fuese suyo, parecía que todo aquello con lo que siempre había fantaseado con las amigas se había hecho realidad de la noche a la mañana. Un palacio de cuento, unas cuadras llenas de los mejores caballos que existían, todos los lujos que pudiese imaginar, todo lo que pidiese, todo lo que desease lo tenía a su alcance.
Fue a cambiarse la ropa de montar y encontró preparado otro maravilloso vestido para ponerse, todo le parecía mentira, no podía quitar la sonrisa de su rostro al contemplar tanto lujo y tantas maravillas.
Sin embargo algo aun le faltaba, no había podido conversar con nadie conocido, solo había cruzado palabra con la dama de compañía, la cual se presentó con ese nombre y no consintió ningún otro. Echaba en falta a su familia y amigos, que impregnaban su día a día con mil historias, problemas y gritos. Pero en seguida recordó que los vería en unos minutos en el almuerzo.
Cuando bajó ya olía a sus comidas preferidas, todas variadas pero a la vez servidas en la misma mesa, daba la sensación que me estaban agasajando por algo especial, sin embargo todo el personal del servicio parecía hacer aquello cada día, eran movimientos mecánicos y ni un gesto de complicidad o sorpresa asomaba por sus rostros.
Al llegar a la mesa encontró a parte de su familia, un par de tíos, su abuelo y una vecina callada con la que tenía buena relación pero distante. No entendía aquello, no era su familia más cercana, ninguno de ellos vivía cerca de ella y la relación con ellos era más bien cordial por lazos de sangre.
Les saludó muy efusiva, fingiendo la desilusión que había sentido, pero pronto imaginó que se encontraría el resto en otra estancia y le darían la sorpresa en cualquier momento, sin embargo el almuerzo comenzó y no se vislumbró en ningún momento el menor indicio de que fuese a venir nadie.
Pasaron al té y así fueron sucediendo los demás acontecimientos que tenían previsto para ese día, nada fuera de lo común en un cuento de reinas, recepción con gente desconocida y aburrida, paseos por los jardines, aseo y cambio de vestido, cena, pequeño baile y a dormir.
Todo había surgido cual sueño de cualquier joven, sin embargo su alma no estaba feliz, al contrario de lo que siempre había creído, que con esas cosas sería la mujer más dichosa de la tierra.
Al despertar al día siguiente intentó estirarse como la mañana anterior y cuál fue su sorpresa cuando su brazo chocó con algo, era su hermano pequeño que había invadido su cama, abrió los ojos con sorpresa y escrutó rápidamente la estancia, era su cuarto de siempre, miró rápida al pequeño y allí estaba con su cara angelical que engañaba a todo el que no lo conociese ya que era muy travieso. Buscó el balcón con vistas paradisiacas y solo encontró la pequeña ventana de siempre que daba al patio interior por donde salían los olores de las cocinas de sus vecinas. Reaccionó como nunca había imaginado, salió corriendo de su habitación en busca del resto de sus hermanos y hermanas y todos estaban dormidos, los besó uno a uno haciéndolos despertar y soltar algún que otro improperio, corrió también a buscar a sus padres a los cuales besó con gran ímpetu y volvió a su dormitorio a vestirse mientras lanzaba besos a su pequeño hermano que luchaba por escapar de esos efusivos gestos de cariño.
La joven enseguida comprendió la realidad de las palabras que Calderón puso en boca de Segismundo cuando dijo:
¿Qué es la vida? Un frenesí,
¿Qué es la vida? Una ilusión,
Una sombra, una ficción
Y el mayor bien es pequeño
Que toda la vida es sueño

Y los sueños, sueños son.

miércoles, 19 de junio de 2013

Nostalgia

Sus ojos entonaban una triste canción de despedida. La noche amenazaba cual lobo sobre su presa, las nubes cubrían el manto de la luna y las estrellas se refugiaban bajo las alas del sol de la mañana. Él se aferraba a su muñeco mientras un sentimiento de desasosiego invadía su pecho. Las lágrimas corrían como riadas pero del mar de su mirada no afloraba ni una sola gota. El dolor le hizo mayor pero su cuerpo aún era pequeño. Se aferraba cada vez más fuerte a su peluche intentando exprimir los momentos que pudiesen quedar recogidos de ese día que acababa. Solo pensaba en el próximo día, el próximo momento, el siguiente encuentro. Vuelta a la soledad de multitudes, vuelta al orden impersonal, la fría compañía de almas abandonadas. Sólo quería un abrazo, una sonrisa, sentirse parte y a la vez ser uno. Deseaba una familia.

Protección

Lo abrazó, sentía los tímidos latidos en su cuerpo, un aura rodeaba ese instante, nada podía despertarlos de ese momento tan íntimo. Deseaban que nunca acabara, que esa dependencia por uno y esa protección por otra siempre permaneciese como custodio de un amor eterno. Pasaron los años y ese amor continuó, pero los roles fueron cambiando, ya no era protección-dependencia, ahora la relación se basaba en una protección mutua. Ella lo protegía y él a ella, ese amor era el mismo que el del primer día, esa sensación de pertenecer al otro, de ser parte viva del contrario, de ser dos partes del mismo ser. El respeto entre ambos aumentaba ese amor en admiración, el verse reflejado, el notar el calado de sus formas, el sentir el orgullo por su persona. Todo mejora, nunca hay decepciones. La protección sobre ella aumenta, sobre él siempre alerta, un cachorro siempre lo será a ojos de una madre. La madre siempre será protectora, confidente, defensora. El hijo será aprendiz, rebelde y protector, metamorfoseando con los años de un modo un tanto Kafkiano queriendo ser protector pero también ser protegido. La madre, seguirá custodiando aun cuando necesite protección, nunca baja la guardia, el lobo siempre huye, la madre vence.

viernes, 14 de junio de 2013

Nana

Duérmete niño mío, duerme como el mochuelo en su nido, duerme como los capullos de lirios, duerme. Niño acurrúcate en tus sábanas de seda fina, en tu pequeño colchón de miniatura, duerme niño, duerme. Cual ternerito naciente, cual borreguito en su lecho, duerme. No despiertes a este mundo de amargura, disfruta de tu inocencia, duerme niño, duerme. Sueña con pajarillos y mariposas, sueña con tus hermanos y tu madre hermosa, duerme. Deja que Morfeo te lleve de la mano por un mundo mágico y cree todo lo que veas, duerme. Cuando despiertes piensa que esto es sólo una pesadilla, que la realidad es sueño y la vida el intermedio.

viernes, 7 de junio de 2013

Cuento de primavera

Una mañana de primavera me disponía a salir a pasear. Lo hacía siempre que tenía oportunidad, el aire limpio y puro acabado de salir del horno de los pinos me daba un prisma nuevo sobre la vida, el primer sonido de la tierra, el más virgen de todos los posibles era el escuchado en aquellas caminatas sin destino ni final concreto. Todo podía ocurrir y nada al mismo tiempo, ambas opciones eran maravillosas.
Pero bueno como iba diciendo empecé con el paseo matinal, un recorrido usual por senderos y cañadas cercanas a mi casa, sembrados, ganado, pinares y hasta mar eran todos los paisajes que mis retinas deseaban y anhelaban ver en las próximas horas. Cual no fue mi sorpresa cuando aquella mañana me acompañaron más seres de la cuenta, un jilguero decidió seguir el mismo camino que yo había elegido, al rato de ir disfrutando del paisaje y las alabanzas de mi nuevo amigo se sumó a nuestro peregrinaje una bella mariposa, de colores como el fuego y de un danzar hipnótico. En fin continuamos los tres el paseo, yo caminando con una sonrisa notable, el jilguero cantando y la mariposa bailando. A los pocos metros noto que de un arbusto de lentisco sale algo que se desliza lentamente a unos pasos por delante nuestra, ahora una serpiente se une a nuestra fiesta, y sigue tan tranquila y relajada con nosotros, disfrutando más si cabe de tamaño espectáculo. Empiezo a pensar que todo esto se está tornando un poco siniestro, no me encuentro con flauta alguna ni en posesión de un hechizo encantador, únicamente quería pasear tranquilo, lo estoy haciendo pero esta vez en compañía, en muy buena compañía.
A partir de aquí empieza la cosa a desvariar un tanto cuando ya se acoplan al caminar un vasto ingente de animales e insectos como conejos, saltamontes, grillos, gatos, perros, una cabra descarriada y hasta un caballo que estaba pastando tranquilamente. Comienzo a reírme nervioso, pensando que tenía que ser una broma, pero por otro lado encantado de este nuevo giro que había dado mi vida en esta mañana de primavera en la que veo que casi una decena de animales deciden acompañarme en algo tan simple como dar un paseo. ¿Qué podía haber ocurrido para que este milagro sucediese? Me parecía increíble lo que me estaba ocurriendo y de momento pensé – Cojo el móvil y hago una foto porque nadie me va a creer cuando lo cuente.- Y al tocar el bolsillo me doy cuenta que lo he olvidado en casa.

Y entonces caigo en la cuenta que creo tener la respuesta a este suceso, la naturaleza me premia por volver al mundo real…o no.

miércoles, 5 de junio de 2013

Madre

Cantando, loca risueña de mis sueños helados, sigue cantando cual pajarillo naciente, cual jilguero en libertad y paloma de la paz. No puedo ni imaginar que la voz se te partiese, que tu cara de clavel por el girar de la vida negra y mustia se volviese. Oh mujer que me dio la vida y por mí la fue quemando, no quiero verte sufrir, solo charlar, cantar y reír. Prométeme reina mía que en dos, tres o cuatro días, tu bella cara y alegría crecerá en intensidad. No puedo sino pensar que un tiempo estarás pausada para coger energía y que en breve madre mía, tu luz volverá a brillar.

martes, 4 de junio de 2013

Primavera

La mañana amaneció lenta, las nubes parecían adormiladas, el viento no conseguía soplar. La desgana junto con el decrépito cantar de los pájaros enfermos, presagiaban algo oscuro en el despertar del día. Una hoja caída por el mandamiento del gris otoño arrancó la primera balada de una sinfonía que comenzaba. El director salía a escena, los músicos tomaban posesión, sin embargo el público se encontraba aun absorto en conversaciones sin fondo a las puertas de algo fuera de toda expectativa. Comienza la función y el estruendo de las primeras notas acaparan la atención dormida de los asistentes, todos corren a sus asientos para contemplar atónitos e incrédulos la obra que estaban teniendo el placer de sentir. Trombones, saxos, violines, tambores, piano y violonchelo. Todo un compendio de maravillas sonoras que hacen las delicias de todos los asistentes. No parece llegar la calma, el allegro se aviva y coronan los tambores unas notas coloridas. La sinfonía cambia de rumbo pasando a una tonalidad más baja, es el momento de los violines y flautas, los tambores pasan al descanso y el piano arranca un solo que hiela la sangre del más ardiente. Se intuye el final de esta sonata con el calor de sus notas, el crescendo de la melodía y la alegría de los oyentes. Por fin llegó la primavera y la orquesta nos deleita con la alegría correspondiente.

lunes, 3 de junio de 2013

Baila morena, baila

Baila morena baila, bajo la ardiente luna de verano, bajo las estrellas cantarinas. Las nubes corretean entrando y saliendo, las calurosas noches del estío, que maceran en tu cuerpo el sol del día, no descansan. Con tu pelo al viento, con tu sonrisa al aire, envuelven de magia los rincones de mi playa. La arena se vuelve azúcar, el mar es un dulce almíbar, la fresca humedad se vuelve miel para mis heridas. Suenan los tambores de fondo, las olas marcan el compás de la danza, la espuma en la orilla acompaña al ritmo de los darbukas. Las estrellas fugaces dan mortales en el cielo como acróbatas de circo buscando la perfección en sus giros. El universo acompaña mientras la morena baila. Morena sigue bailando, no pares, morena el mundo está absorto y no te atacan los males.  

domingo, 2 de junio de 2013

Manifiesto Vivos

Una bella mañana de invierno, el frio hacía sentirnos como grapados a las sábanas queriéndonos evitar el mal trago de salir de la cama. Ese día nos levantamos un poco con desgana pero con la conciencia del que se sabe caminante en amplio trecho, de un brinco nos ponemos en pie y, para animar el clima frio y húmedo, enchufamos, todo lo fuerte posible dadas las horas intempestivas, el equipo de música en el que comienza a sonar cualquier músico que nos anima. Y comenzamos el día con una sonrisa y fuerzas renovadas.
Nos duchamos y vamos a elegir la ropa que luciremos ese maravilloso día (es un día cualquiera pero seguro que será maravilloso). Serán unos vaqueros con una costura diferente, una camiseta con un diseño provocador o un traje de una tela innombrable, cualquier cosa nos hará sentirnos la persona más bella de la tierra en esa mañana.
Una vez arreglados, bien peinados y oliendo a flores, nos dirigimos a la cocina y mientras nos preparamos el desayuno vamos regocijándonos en los placeres que el primer bocado del día nos deleita, un aceite de un gusto exquisito, un pan amasado con amor, un café con un aroma que despierta a los dioses o un zumo de las naranjas mejor cultivadas que se puedan exprimir.
Con todo ello comenzamos el día trabajando con una energía pura.
Al llegar el medio día un amigo nos invita a comer a un restaurante, qué placer ese abanico de posibilidades a la hora de elegir nuestro almuerzo, esos platos con presentaciones apetecibles, olores suculentos y sabores de otro mundo, esos platos que intentaremos imitar en casa con más o menos acierto.
Volvemos al trabajo cual borrego al redil, con las ganas propias de cualquiera de nosotros a la hora de cumplir con las obligaciones a la hora de la siesta.
A media tarde nos surge un desenlace maravilloso para la dura jornada, una obra de teatro de cualquier compañía local interpretando sin duda algún maravilloso clásico, desconectaremos, no llevarán a otra época, nos harán sentir el Quijote, Hamlet o la mismísima Bernarda Alba, por un rato nos meteremos en el papel del que más nos guste y nos hará creer que somos ellos, harán algo mágico sin duda.
Al salir ya nos dirigiremos a casa divagando por el camino con los amigos sobre la obra, nuestros sueños, nos pararemos a contemplar cualquier dibujo en una pared, cualquier cartel de publicidad, cualquier edificio suntuoso.
Cuando llegamos a casa con la euforia de lo acontecido y aun sabiendo que al día siguiente toca madrugar nos echamos relajados al sofá y disfrutamos de un rato de nuestro libro de cabecera o de algún otro que tengamos a medio leer, listo para introducirnos en el mundo de Morfeo.
Con este pequeño cuento podemos reflejar como las disciplinas artísticas nos envuelven cada día sin siquiera darnos cuenta. Es tanta la necesidad y la utilidad que hacemos de ella que no somos ni conscientes. Pues con este acto hemos querido hacer ver la importancia de todos y cada uno de los que nos han querido acompañar hoy. El valor real y no el añadido que tiene la cultura para nuestro día a día, es algo tan importante que no se debería poder ningunear por vaciadores de cerebro en nómina.

Locura

Locura, aquella bendita locura de “señor pase primero”, esa locura de cantar por los rincones, un vaivén de charlatanes, callejeros y danzantes. La locura es la impuesta por radios y televisores, por aquellos que nos inculcan cual es la verdad cuerda, cual es el señor de la razón, lo parámetros del verso son vetados por las masas. ¿Cuál es el umbral diferencial en el que pasamos de cuerdos a locos? ¿Y de locos a cuerdos? Ay locura, bendito don del tiempo que nos hace ser felices, esa locura que cambia nuestro prisma, que desenfoca las arcaicas lentes de las gafas de la sociedad que te fuerzan la vista para reflejarte borrosas las maravillas de este mundo. Yo soy un loco de la palabra, de la canción, de la risa, de la vida. La locura es la envidia del infeliz. Soy un loco y orgulloso.

Te quiero

Apareció sudando bajo el umbral de la puerta, el brillo en su frente y la palidez de su rostro no presagiaban nada bueno, se tomó un instante antes de hablar, necesitaba recuperar el aliento para decir eso tan importante que le había hecho correr durante kilómetros. Ella se asustó, dio un respingo, se giró y soltó todo lo que tenía en las manos. Por un instante se le pasaron por la cabeza los peores presagios que su mente era capaz de alcanzar, inclinó ligeramente la cabeza hacia adelante como incitándolo a que hablara, él se tomo su tiempo y cuando hubo recuperado el pulso la miró sonriente y le dijo –Se me olvidó decirte algo- Ella aun asustada gritó – ¡Qué!- Y él le dijo mientras se acercaba rápido hacía ella - Te quiero.
No importa la distancia o el tiempo, nunca dejéis de decir esas dos palabras si las sentís, nunca sobran los “te quiero”, nunca sobra el amor, siempre faltan los besos.

Tiempo

El tiempo, efímero tic tac del reloj, vida serena y larga mecida por el viento de la incertidumbre, corta y estresante en realidad. El tiempo es juguetón y travieso, cuando quiere se hace eterno y cuando nosotros lo queremos se quiere ir. Pasan los días y las horas sin que le demos el valor que merece, hasta que le entran las prisas y queremos disfrutarlo. Para este mal del ser humano, para ese dejar pasar el tiempo, existe una solución, abrir los ojos, despertar y vivirlo, disfrutar con él de todo lo que nos da. El tiempo manda sobre la vida, la vida es frágil y excitante, el tiempo va como le viene en gana. Casemos el tiempo con la vida hasta que nos dejen. Intentemos que estén juntos muchos años, porque siempre llegará la disputa, el enfado y la ruptura. El tiempo dejará a la vida a un lado y seguirá su camino por otra senda. Vivamos la vida y el tiempo.

Corrí

Corrí. A la mañana siguiente, cuando me desperté a su lado, corrí, me levanté sigiloso, recogí mi ropa mientras ella, con su dulce cara angelical, permanecía ignorante a todo cuanto sucedía a su alrededor. Corrí para no volver a amarla, corrí como el que huye de la guerra, como animal que se siente perseguido, como víctima que huele a su verdugo. Mientras me vestía a toda prisa no podía dejar de contemplar su bello rostro, esa placidez que deseaba encontrar cada mañana al despertar. No quería amarla, pero lo deseaba profundamente. El miedo a volver a sufrir bloqueaba todos los deseos de sentir amor. El solo imaginar poder perderla me hacía no querer poseerla ni un instante. Corrí, me dirigí hacia la puerta y volví un instante la cara para retener la imagen que estaba a punto de rechazar para siempre, no entiendo por qué lo hice si lo que quería, lo que necesitaba y lo que había elegido era borrarla de mi vida, pues lo hice, miré por unos segundos la vida que estaba dejando atrás con la persona con la cual, quizás, permaneciese el resto de mi vida, o tal vez memoricé la cara de aquella que me destrozaría el alma. En cualquier caso siempre hubiera sido mejor sufrir y amar o amar y sufrir a no sentir nada y morir sin vivir.

Madurez

Se levantó una mañana y se miró en el espejo, los incipientes vellos en su rostro anunciaban lo que su edad ya venía anotando, se hacía mayor, pero ¿qué significaba eso? ¿Era sólo un mero cronógrafo de la vida? ¿Presagiaba que la fecha de caducidad se iba acercando lentamente? Ese niño que comenzaba a lucir los signos de la adolescencia no imaginaba en qué consistía todo eso en realidad, no era poder salir de noche, ir de fiestas, ligar con niñas y jugar a lo que la ficción les contaba que era ser “mayor”. Esto era el comienzo de la etapa más larga de su vida, ni la peor, ni la mejor, ni la más bonita, simplemente la más larga, los que tienen suerte.
Esta etapa consiste en responsabilidad, apariencia, obligaciones, alienación y monotonía, hay que ingeniárselas para escapar de ello y ser una persona con más edad pero conservar el alma de un niño.
Un niño es un alma pura, es la inocencia, la alegría, la sinceridad, no importa el qué dirán ni el cómo, cuándo ni por qué, sólo existe la felicidad, el afán de pasarlo bien, de reírse, es la expresión “qué aburridos son los mayores”, hay que conservar la mentalidad que nos hace razonar esa bendita frase, es necesario preservar las ilusiones, aunque sean descabelladas, las locuras de niños son la felicidad del adulto, hay que creer en lo increíble y confiar en lo que no vemos. Si algo puede ser ¿por qué no lo será?
Aunque vengan caudales de obligaciones, conviértelos en diversiones, si vienen preocupaciones, vívelas como una aventura, si vienen tragedias, tranquilo, en el final del cuento siempre ganan los buenos.

Hubo un tiempo

Hubo un tiempo en que la luz del sol cegó, en que la luna deslumbraba, en que las estrellas cantaban y en que el viento te acompañaba. Hubo un tiempo en que las flores se mecían junto al paso del levante, los árboles danzaban con las húmedas brisas del viento del sur, que el olor a bajamar sabía a cañaillas y ostiones, hubo un tiempo.
Aquel tiempo ya pasó, hoy el sol va con desgana, la luna aparece tímida, las estrellas tararean más que cantan, el viento va como forzado. Las flores que en otro tiempo formaban coreografía con los árboles bajo el sonido de las olas del mar que rompían en los bloques por tanguillos, hoy ya apenas levantan cabeza. Ya la bajamar sólo huele a podredumbre y miseria.
Cádiz ¿qué te hemos hecho?, Cádiz ¿de qué sirve cumplir tres mil años si tus hijos, nietos , bisnietos…, te abandonan?, Cádiz te salieron hijos rebeldes, Cádiz ¡despierta! Abre los ojos y dile al mundo quien eres, muestra tus puestas de sol, tus callejones, tus paseos, tus catedrales, muestra tus cicatrices, lo que antaño fuiste, enseña orgullosa que en otra época fuiste grande y lo más importante, que puedes volver a serlo. Cádiz levántate y demuestra lo que eres, demuestra lo que vales, de nuevo, porque te dejaste invadir, tú que venciste a imperios enteros, que nunca fuiste ni romana, ni francesa, tú que siempre fuiste gaditana.
Cádiz, deja ya la solea y cántame por alegrías, que ya está bien de llorar.

BIENVENIDA

Tras un tiempo escribiendo y publicando mis pensamientos en otra plataforma digital me recomendaron pasarme aquí, algo más seguro para mis escritos en la red. Así que aquí estoy lleno de ganas de compartir mis pensamientos, mis escritos y mis sentimientos con todo aquel que quiera leerme.

Comenzaré a pasar todo lo que tengo ya escrito poco a poco para que vayáis disfrutando o recordando.

Gracias a todos por formar parte de esto.

Joaquín Gómez
"La vida no es la que uno vivió sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla" G. G. Márquez