domingo, 2 de agosto de 2015

Amor marchito

Y al volver me miraste cara a cara, como una lechuza en la noche, como una liebre descarada. Me miraste y me dijiste que siempre me habías querido, que el tiempo no cambió nada, que si en otro tiempo todo hubiera surgido, si la gente, si los vientos, si tú y yo, sólo eso. Si el miedo no hubiese impedido que el amor allí latente en fuego acabase convertido, ahora no lamentaríamos el tiempo ya perdido, el tiempo se marchó, la vida ya se nos ha ido. Volvió a girar su cabeza y siguió rumbo al río. Mi amor se fue para siempre entre los juncos marchitos.

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