Una mañana de primavera me disponía a salir a pasear. Lo
hacía siempre que tenía oportunidad, el aire limpio y puro acabado de salir del
horno de los pinos me daba un prisma nuevo sobre la vida, el primer sonido de
la tierra, el más virgen de todos los posibles era el escuchado en aquellas
caminatas sin destino ni final concreto. Todo podía ocurrir y nada al mismo
tiempo, ambas opciones eran maravillosas.
Pero bueno como iba diciendo empecé con el paseo matinal, un
recorrido usual por senderos y cañadas cercanas a mi casa, sembrados, ganado,
pinares y hasta mar eran todos los paisajes que mis retinas deseaban y
anhelaban ver en las próximas horas. Cual no fue mi sorpresa cuando aquella
mañana me acompañaron más seres de la cuenta, un jilguero decidió seguir el
mismo camino que yo había elegido, al rato de ir disfrutando del paisaje y las
alabanzas de mi nuevo amigo se sumó a nuestro peregrinaje una bella mariposa,
de colores como el fuego y de un danzar hipnótico. En fin continuamos los tres
el paseo, yo caminando con una sonrisa notable, el jilguero cantando y la
mariposa bailando. A los pocos metros noto que de un arbusto de lentisco sale
algo que se desliza lentamente a unos pasos por delante nuestra, ahora una
serpiente se une a nuestra fiesta, y sigue tan tranquila y relajada con
nosotros, disfrutando más si cabe de tamaño espectáculo. Empiezo a pensar que
todo esto se está tornando un poco siniestro, no me encuentro con flauta alguna
ni en posesión de un hechizo encantador, únicamente quería pasear tranquilo, lo
estoy haciendo pero esta vez en compañía, en muy buena compañía.
A partir de aquí empieza la cosa a desvariar un tanto cuando
ya se acoplan al caminar un vasto ingente de animales e insectos como conejos,
saltamontes, grillos, gatos, perros, una cabra descarriada y hasta un caballo
que estaba pastando tranquilamente. Comienzo a reírme nervioso, pensando que
tenía que ser una broma, pero por otro lado encantado de este nuevo giro que
había dado mi vida en esta mañana de primavera en la que veo que casi una
decena de animales deciden acompañarme en algo tan simple como dar un paseo.
¿Qué podía haber ocurrido para que este milagro sucediese? Me parecía increíble
lo que me estaba ocurriendo y de momento pensé – Cojo el móvil y hago una foto
porque nadie me va a creer cuando lo cuente.- Y al tocar el bolsillo me doy
cuenta que lo he olvidado en casa.
Y entonces caigo en la cuenta que creo tener la respuesta a
este suceso, la naturaleza me premia por volver al mundo real…o no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario