domingo, 2 de junio de 2013

Te quiero

Apareció sudando bajo el umbral de la puerta, el brillo en su frente y la palidez de su rostro no presagiaban nada bueno, se tomó un instante antes de hablar, necesitaba recuperar el aliento para decir eso tan importante que le había hecho correr durante kilómetros. Ella se asustó, dio un respingo, se giró y soltó todo lo que tenía en las manos. Por un instante se le pasaron por la cabeza los peores presagios que su mente era capaz de alcanzar, inclinó ligeramente la cabeza hacia adelante como incitándolo a que hablara, él se tomo su tiempo y cuando hubo recuperado el pulso la miró sonriente y le dijo –Se me olvidó decirte algo- Ella aun asustada gritó – ¡Qué!- Y él le dijo mientras se acercaba rápido hacía ella - Te quiero.
No importa la distancia o el tiempo, nunca dejéis de decir esas dos palabras si las sentís, nunca sobran los “te quiero”, nunca sobra el amor, siempre faltan los besos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario