Cantando, loca risueña de mis sueños helados, sigue cantando
cual pajarillo naciente, cual jilguero en libertad y paloma de la paz. No puedo
ni imaginar que la voz se te partiese, que tu cara de clavel por el girar de la
vida negra y mustia se volviese. Oh mujer que me dio la vida y por mí la fue
quemando, no quiero verte sufrir, solo charlar, cantar y reír. Prométeme reina mía
que en dos, tres o cuatro días, tu bella cara y alegría crecerá en intensidad.
No puedo sino pensar que un tiempo estarás pausada para coger energía y que en
breve madre mía, tu luz volverá a brillar.
Precioso.
ResponderEliminarmuy bueno joaquin. las madres lo mas grande de este mundo.
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